EL SENTIMIENTO DE EVITA EN RELACIÓN AL PERONISMO Y EL MARXISMO.

C.A.B.A., Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, Cultura, política y filosofía.

EVITA I

V.L.M. 3

Por Victor Leopoldo Martinez

La -o las- izquierdas vernáculas  siempre criticaron la religiosidad (ese “opio para los pueblos”) existente desde siempre, en sus distintas formas y manifestaciones, dentro de  los movimientos populares; básicamente en esta América.  Continente colonizado a sangre y fuego por un “cristianismo europeo” bastante perverso en su accionar, históricamente terminó siendo  combatido por otros vehementes seres, también europeos,  que vienen practicando la misma religiosidad  que critican  en los cristianos  pero colgados del “racionalismo crítico” un tanto  Popperiano; un conflicto filosófico y existencial que por ser netamente eurocéntrico, a su geografía cultural debió circunscribirse en cuanto a modelo de aplicación; digo por lo poco traspolable si nos ajustamos a que la historia nunca se repite de igual forma; por cuestiones de tiempos, formas y conformaciones culturales. Lamentablemente  no ocurrió así y la colonización cultural lo exportó a estas tierras, no solo en lo sustancialmente europeo en cuanto a  disquisiciones  ideológicas  y/o filosóficas, sino hasta en el modo de análisis. En el abordaje de un estudio antropológico social sobre fenómenos americanos en los claustros de estudios superiores se encuentra el más claro ejemplo de la falta de originalidad.  Lógicamente dentro de este contexto y a la hora de la crítica, no  por casualidad, el peronismo cae en la “volteada”. Lo dije y escribí en reiteradas oportunidades: “El peronismo antes que nada es un sentimiento y como tal difícil de explicarlo y/o ponerlo en palabras; como cualquier sentimiento amoroso, o de odio”.   

Aclarado esto, a mí -como peronista y a modo de simple señalamiento-, no me resulta difícil inferir que los  marxistas vernáculos, en sus modos y formas de análisis,  no se diferencia metodológicamente del resto de sus pares europeos por estar colonizados mentalmente por aquellos. En esto encuentro  la razón por la cual  profesan una fe ciega en la doctrina y los principios marxista que hace que también incluyan al peronismo dentro de sus enemigos.  O sea, para las izquierdas (en nuestro país  son muchas y en eterno conflicto entre ellas) y la derecha local, el enemigo en términos político-ideológico-“doctrinales” sigue siendo –desde su nacimiento- el peronismo; llamativamente no así la oligarquía terrateniente latifundista, tampoco los capitalistas grupos económicos concentrados;   menos aún lo son esos aliados naturales y de mayor peso formativo en la opinión pública para que esta acepte la expoliación y la explotación del hombre por el hombre como algo “lógico y normal” como son las empresas periodísticas multimedios.

Ninguno de los “lúcidos” de las vanguardias “progre” de izquierda y menos aún los liberales “técnicos económicos” sirvientes de la derecha cipaya local se reconocerán a sí mismo como claros exponentes de una colonización cultural que restringe su capacidad de análisis a una simple rayita de la cual equidistan (como los rieles ferroviarios) las dos únicas e inmaculadas concepciones ideológicas existentes en el mundo: izquierda y derecha. Para colmo de males Perón los deschavetó con su creación de la “Tercera Posición”.

Los tienen tan obnubilados estos modos de mirar y analizar la realidad político-social local  y regional que no se dan cuenta que, en términos de perspectiva -para colmo negativa-,  ambos rieles se juntas en ese  horizonte de quimeras ideológicas  y  terminan operando  de manera  desgraciada sobre  destino final de nuestro pueblo, coadyuvando y facilitando así  la explotación de los trabajadores por parte del capitalismo, al  tiempo que ahuecan de contenido el concepto  PATRIA permitiendo así el vaciamiento del patrimonio no solo cultural sino también territorial y  de  riquezas naturales; todo esto  a manos de intereses foráneos .    

Se me ocurre pensar y sugerir que, si filosóficamente y tomando el materialismo dialéctico como base  para la comprensión de ciertos fenómenos políticos-sociales locales y regionales, partimos de la tesis asentada en el cientificismo dialéctico marxista-lenninista (descubrimiento científico de la ley de la evolución de la historia humana), abrimos ese cientificismo a la incorporación de elementos  que si bien no nos pueden  resultar novedosos pero por apego a esas abstracciones  importadas los fuimos dejando de lado, y los incorporamos  como elementos muy presentes en los fenómenos que tomaron forma de movimientos populares en un lugar del mundo como el continente americano donde la evolución de la historia de sus pueblos originarios parte de una cosmovisión disímil  a la construida por el occidentalismo europeo, y por ende un ordenamiento histórico-social donde la originalidad hace la diferencia en su conformación(1),  y a esto lo colocamos   en lo que sería la antítesis, el peronismo bien podría ser la síntesis –o por lo menos una posible variante de síntesis- si es que pretendemos ser tan puntillosos a la hora de intentar entender  “científicamente” al peronismo desde un marxismo más americano.

karl-marx

Quizá en esto pensó Evita cuando aseguró en su libro «Historia del peronismo»: “Carlos Marx es el ‘jefe’ del movimiento obrero internacional”.  Pero acto seguido no se privó de arriesgar su diferencia con parte del ideario marxista al criticar su antirreligiocidad  ya que según ella “no hay nada más popular que la religión a la que no hay que confundir con clericalismo”.

Esta aclaración hecha por Evita no niega al marxismo; al contrario, resalta el valor de los aportes hechos por Carlos Marx  a las causas obreras internacionales.(2)  Pero según mi entender ese “internacionalismo” está para Evita circunscrito al proletariado europeo. De ahí que Evita hace foco en el “clericalismo” y no por casualidad.  El “clericalismo” también es un fenómeno netamente europeo  impuesto en estas tierras por la conquista y colonización. Desde el preciso momento en que en el año 380 el cristianismo pasó a formar parte del Imperio Romano como “Religión Oficial”, la “Institución Iglesia” siempre tuvo peso político primero en los reinos y luego en los gobiernos nacionales. Tradicionalmente, y como ocurrió en Europa,  en nuestro país, fue una doctrina instrumentada políticamente. Siempre se  inmiscuyó en los asuntos públicos y profanos como un poder  más corrigiendo, intentado  orientar y supervisar políticas de Estado conforme a sus dictados. Su oposición a las leyes de matrimonio igualitario y  legalización de la interrupción voluntaria del embarazo son las dos últimas y más claras muestras de su accionar en estos últimos años que estamos viviendo, 2012- 2018. En nuestra historia reciente los ejemplos del  accionar clerical a la usanza Torquemada sobran: La participación cuasi militar de la cúpula eclesiástica en el golpe de estado de 1955 (bombardeo a plaza de mayo asesinando a civiles inocentes); el apoyo a las persecuciones políticas contra la resistencia peronista; sus fuertes vínculos con la última dictadura militar; la vista gorda para con el asesinato del Obispo Angelelli  junto a otros curas riojanos, la masacre de los Palotinos en la C.A.B.A. por mencionar solo algunos,  son claros  ejemplos de cómo ese poder clerical se sacaba de encima a los molestos de sus propias filas, y el nivel de perversión puesto en práctica con total hipocresía con tal de mantener ese poder. Los milicos asesinos eran soldados de Dios; le pasaban a ellos el trabajo sucio y solo se limitaban a “justificarlos y perdonarlos”. Es ese poder clerical el que Evita no quería y viceversa.  Esta son las razones para que  el justicialismo sea anticlerical; pero no por eso dejó de ser profundamente humanista y cristiano; básicamente por los principios sociales y morales establecidos por el flaco Jesús. 

Ahora bien, si queremos ir más allá sobre los dichos de Evita, los mismos también podrían basarse en algo que en términos Hegelianos  estaría más asociado el rescate que el filósofo de Stuttgart hace del Estado al considerarlo  «justo cuando posibilita la realización de la libertad de todos sus miembros». Para corroborar esto bien vale  acudir al estudio que publicó en el 2010 Gerardo Ávalos Tenorio.(3)  Según Tenorio,  Hegel aborda el estudio de la positividad de la religión cristiana: “Para Hegel  y otros estudiosos, -dice Tenorio– lo que en principio fue la fe en un hombre, más tarde sirvió para que otros hombres lo sustituyeran  por una fe en esa secta que finalmente incide en la política como un  Estado eclesiástico.” A partir de esto deduzco, según mi modesta formación, que  Evita  realiza  la diferenciación: Estado político + Estado Clerical…  ¿Justo o acomodaticio según intereses? El razonamiento de Hegel apunta a descubrir la falta de sustancia moral en el Estado eclesiástico; por lo visto, Evita acompaña este razonamiento.

Pero además esta -para mi- brillante observación de Evita es clave para entender dos fenómenos muy claros pero poco estudiado dentro de las necesarias investigaciones que se deben hacer sobre las razones de la incomprensión que para no pocos  resulta  nuestro sentimiento  de “ser” dentro del “estar” en América:  Diferencia entre Ser europeo y el «soy» en tanto «estoy» americano; “somos”  en tanto “estamos”.

RodolfoKusch

Es en esto donde Rodolfo Kusch(4) descubre la diferencia sustancial existente en la valoración del “Ser”. Una cosa es el  “Ser” (dentro de la concepción europea) como producto individual  funcional a las necesidades de un status quo predeterminado universalmente hecho sistema social imperante (importada concepción social netamente eurocéntrica en términos culturales). Europa centro de lo “universal”.  Otra muy distinta es para Kusch el “Estar” que me hace “Ser” dentro de una cosmovisión diferente, donde hombre y naturaleza son una sola cosa, una relación religiosa biunívoca que es lo que le da -y se lo visualiza claramente- ese sentido solidario que uno encuentra en los originarios, en los nativos humildes que habitan suelos americanos; a lo largo de toda su extensión.  Es el hecho de “ser” en tanto existo y tengo valor para mis semejantes, tanto como lo tienen ellos para mí; es el convivir  en ese medio propio que hasta se lo siente original por el solo hecho de contenernos. De allí la genialidad de Eva para plantear la diferenciación entre Justicialismo y Marxismo, no en lo sustancial ya que los dos buscan lo mismo, pero si en la concepción  y  entendimiento de cómo tomar y respetar al hombre en su fas sentimental. De ahí también la identificación  del Justicialismo  con el cristianismo en un Jesús político que busca poner justicia donde no la hay y lucha para que la dignidad humana no sea moneda de cambio y motivo para negocio casualmente dentro de los templos (sinagogas como instituciones políticas).

Rodolfo Kusch, en su trabajo “La negación del pensamiento popular” nos dice lo siguiente y es importantísimo rescatarlo por su vigencia en relación a lo que hoy estamos viviendo: “… ante la crisis, no caben las soluciones elaboradas minuciosamente por los estudiosos en nombre de un racionalismo de estudiante recién recibido, sino que es preciso entroncar con alguna constante. Y en América no hay otra constante que la de su pueblo. La base de nuestra razón de ser está en el subsuelo social (Scalabrini Ortiz). Es lo que demuestra el peronismo y este, a su vez, es la consecuencia de una verdad que América viene arrastrando a través de toda su historia. Fue la verdad que alentaba detrás del Inca Atahualpa, y es la que sigue palpitando, aun hoy, después de la muerte de Perón. Contra esa constante que es el pueblo mismo, se estrellan las izquierdas y las derechas y los centros. Quizá ni siquiera quepa ahí la política (sublimemente paradójico esto último) … De ahí entonces la ubicación de una trampa lógica que opera en el pensamiento popular mediante un anti-discurso, a través del cual aquel logra constituirse existencialmente en su pura emocionalidad, lo que por su parte se concreta ya sea en valores, ya sea en un puro querer o en un puro pensar desde el corazón. Como si se tratara de un pensar sin finalidad que sin embargo esconde una finalidad recóndita, quizá la de subsistir, fundando siempre al existir mismo y afianzando sus valores.”(5)

eva y peron

Este entender la originalidad desde  lo nuestro que hace  Rodolfo Kusch, Eva Perón lo pone en palabras y sentimientos: “Me animo a hablar, porque como mujer, como argentina y como la más fervorosa y apasionada peronista, nada puede haber más grande que hablar de Perón y de su doctrina extraordinaria…. nuestro primer maestro, el general Perón, va a enseñarnos su Doctrina: el Justicialismo, que él nos ha dado, arrancándola de la claridad genial de su inteligencia y del fuego ardoroso de su corazón.” . En mi caso, siento que en gran medida y a su manera,  Kusch, por ser contemporáneo, corrobora a Evita. Solo un ser surgido de ese subsuelo social de la patria misma como María Eva, bajo determinadas condiciones y una realidad político-social incontrastable como fue el gobierno de Perón, ese subsuelo se anima a hablar; y lo hace como mujer, como mujer americana; lo hace desde el fervor y de  manera apasionada porque ya siente a la doctrina justicialista como propia en tanto es producto de una necesidad cubierta, encubierta, ocultada enterrada en el subsuelo de su Patria, que nunca dejo de ser sentimiento y que con Perón emergió como tal. Evita lo valora como “inteligente” en tanto surgió de un ardoroso corazón (el de Perón). Que Evita considere y asocie lo que sale el corazón con algo inteligente es un razonamiento en esencia, sustancialmente americano; por ende peronista.

Notas:

(1) .-“…el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión; que por tanto la producción de los medios materiales inmediatos de vida y, por consiguiente, la correspondiente fase de la evolución económica de un pueblo o de una época son la base sobre la que se han desarrollado las instituciones estatales, las concepciones jurídicas, el arte y también las ideas religiosas de los hombres, con arreglo a la que por tanto deben explicarse y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo” (Engels). Esto vale para la historia europea y se acopla a la teoría marxista que, desarrollada, concluye en: “El hombre, con la ayuda de los instrumentos de trabajo, de la técnica, en el proceso de producción influye sobre la Naturaleza”. Analizado esto último minuciosamente, en el fondo no se diferencia mucho de la concepción judeo-cristiana netamente europea sobre que el hombre, por mandato religiosamente divino o por mandato científico, es dueño de la naturaleza y puede disponer de ella según sus intereses y como se le antoje. Los pueblos europeos siempre imbuyeron a sus vidas un sentido práctico; lógicamente por razones propias y particulares en términos geográficos y de recursos naturales. Usufrutuaron y hasta se masacraron entre ellos por el control  de sus colonias de ultramar en la gran guerra del XIV; todo esto  asociados a las necesidades, codicia y designios de sus pueblos. Muy diferente a la de los pueblos americanos donde el hombre no es el dueño de la naturaleza sino parte de ella. Visto y analizado así, la matriz analítica cambia radicalmente.

(2).- Vale señalar sintéticamente la historia de la “Internacionales”. La 1ra juntó en Londres a trabajadores ingleses, franceses e italianos republicanos en 1864. En la segunda (1889) –promovida por Frederick Engels- ya aparece el Partido Socialista Argentino como afiliado a la “Internacional” junto con el socialismo uruguayo. La 3ra Internacional ya es organizada por el Partido Comunista Soviético y se realizó en Petrogrado (San Petersburgo), entre el 2 y el 6 de marzo de 1919. La mayoría de las organizaciones proletarias convocadas –Salvo EE.UU., Japón y Australia- eran todas de países europeos. En 1938 se pudre el rancho de las “Internacionales” y León Trotsky patea el burocrático tablero soviético con lo que fue la IV Internacional. Trotsky termina asesinado en México y posteriormente aparece en escena dentro del trotskismo un argentino que adquiere relevancia internacional por su participación en varios hechos revolucionarios en América Latina (Cuba por citar un ejemplo) llamado Homero Rómulo Cristali Frasnelli, más conocido como “J. Posadas”. A los fines del presente escrito queda claro que la cuestión de la “internacionalización” del proletariado tuvo como finalidad reunir fundamentalmente al proletariado europeo que pasó a ser el principal afectado por la revolución industrial desde 1870 hasta el comienzo de la Primera Guerra, periodo conocido como la Belle Epoque.

(3).- Doctor en Ciencia Política por la UNAM, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco y  miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México.

(4).- Rodolfo Kusch (1922-1979), antropólogo y filósofo argentino.

(5).- Rodolfo Kusch, Obras completas- Tomo II – Pág. 569/71

Deja un comentario